
En esta era digital en la que todo parece ser consumido de manera masiva y rápida, en la era de internet, de la televisión, parece que los cuentos quedan en el olvido y con ello, otra forma de ver e imaginar de los niños y también de los mayores.
Que mayor magia que, no solo contar, sino vivir la magia de los cuentos y compartirla, observar como las historias más increibles pueden hacerse realidad en nuestra mente, ya sea leyendo o escuchando...
Busca, sueña, corre y vuela en el reino de los sueños y la fantasía.- La senda de Luz - ¿Qué hacemos en las grandes ciudades, sin tiempo y sin cuentos? ¿Donde están los cuentos contados por los padres a sus hijos?¿Qué hacemos con abuelos, desplazados, marginados, inutilizados? Federico Martín, enseñante, propone una experiencia valiosísima: la creación en su escuela Trabenco (Madrid), de los Martes de cantar y contar. «Vienen, siguen viniendo abuelos y abuelas a contar y cantar su memoria. Abuelas (son las más) y abuelos. Abuelas, abuelos que se sorprenden, que no entienden cómo la escuela (muchos de ellos no la tuvieron) puede preguntarles o animarles a que entren en ella, queremos hacerles perder el miedo a la escuela y que los ancianos puedan acercarse a los preescolares y al ciclo inicial para animar «la hora del cuento». Los ancianos siempre tuvieron un papel importante en la educación de los niños, durante la primer memoria, los primeros años. - Fuente: Cervantes Virtual -Publicación: La memoria de los cuentos. Los últimos narradores orales Edita: Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales Editor: Antonio Rodríguez Almodóvar ISBN: 978-84-92827-56-5