tarde de RELAX

Hay lugares en los que poder pausar, y casi diría que silenciar el tiempo.

Ese tiempo que parece marcar constantemente el ritmo de nuestras vidas y que en ocasiones, nos presiona como si de una lucha se tratase.

Ayer por la tarde, como otras tantas, decidí “escaparme” tras salir del trabajo, sobre las 8 de la tarde, y romper ese ritmo casi perfecto y planificado, la acción automática, casi sin pensarlo.

Marcho hacia el parque de la Ereta, situado a las faldas del monte Benacantil, que da pié al Castillo de Santa Bárbara.

Desde este tranquilo lugar, pude silenciar mis miedos, mis dudas, los ruidos profundos de la mente que a veces nos desorientan o nos confunden.

Pensé y decidí disfrutar el cálido Sol que lentamente, empezó a ponerse y a dar una luz cada vez más tenue.

Por momentos, me dejo llevar, y me imagino poder volar junto a las gaviotas que planean el cielo azul del Mediterráneo.

El viento sopla, olor a mar, sal, y cierro los ojos, respiro hondo, profundamente, escuchando...solo escuchando...

Escucho gaviotas, pasos, conversaciones transitorias, agua, ruidos....


Tras un tiempo sin definir, abro los ojos de nuevo, y agradezco todas esas sensaciones.

La ciudad se adentra en un juego mágico y precioso de sombras y luces, que dan un relieve especial a todo el entorno.

Todo es relajante, calmado, al final, cojo la cámara y decido captar un instante de todas esas sensaciones....

me gustaría compartirla y que la disfrutaras, como yo la sentí.