el reloj de la vida

El reloj de la vida, sigue su pulso, su camino.

Avanzando lentamente hacia ese momento tan huido y misterioso para algunos.

Ese caminar de cada instante, que aún deteniéndonos, aún en la máxima calma, sus segundos van contando sin parar, aunque evidentemente la percepción del tiempo sea distinta en unos momentos que en otros.

El tiempo, ese fantasma que a unos les aterroriza, les da miedo, por el simple hecho de pensar, que el reloj de la vida, sigue su curso, y su apego a lo superficial y físico no acepta para nada o les cuesta mucho, que su “cuerpo”, su “traje”, su “envoltorio” o “herramienta” se vaya haciendo más vieja con el tiempo.

Todo envejece, todo lo que es físico, está a la merced del tiempo, a su implacable factura.


Quizás deberíamos aprender a envejecer, a ser mayores, a sentirnos satisfechos y aprender y valorar todas las experiencias que se van acumulando durante la vida, en nuestro sendero.
Deberíamos valorar la edad como algo que trae sabiduría y experiencia.

Hoy, hacen ya 35 años, de aquel 1 de Marzo, en el que mi SER se incorporó plenamente en este cuerpo, en el cual tendría, tuve, y tendré que pasar diversas experiencias, pruebas, para aprender en la medida de lo posible, de mis circunstancias.

Antes de ello, ya andaba yo por ahí, cerca pero nadie me veía, nadie me escuchaba.

Hoy son, 35 años, dentro de un cuerpo al que pusieron el nombre de “Oscar”, el cual, y tras pasar unos duros años de infancia, empecé a sentirme más cómodo dentro de el, a aceptarme tal y como soy.


Espero que el camino, la senda de luz, siga su curso hasta el punto que sea necesario y quizás en algún momento al final, salir y poder volver a mi esencia, hacia la Luz.


Feliz Cumpleaños